Parece que esta semana ha sido la entrada oficiosa del otoño. Y es que querer negar o convencerse de que a mediados de octubre ya tiene que hacer fresquito es como querer hacer lo propio con que a estas alturas el tema del Brexit tenía que crear tensiones, por mucho que en últimas fechas aparecieran posibilidades de ver el abrazo entre todos…y es que lo más difícil sigue estando en casa para el Primer Ministro. Con las buenas nuevas que trasladan Jonhson y Juncker en pleno Summit, la verdad es que lo importante de verdad vendrá con la decisión del Parlamento UK el sábado. Y aquí se abren casuísticas en la que mi capacidad de análisis se queda corta para poder desarrollar lo que pasará, aunque vamos a intentar poner en marcha este cansado cerebro, que la semana se hace larga.
Todo gira ahora en torno a que no habrá extensión en ningún caso, como ambas partes reconocen, aunque yo creo que acabará habiéndola por aplicación automática tras el rechazo de la Cámara Baja y a no ser que de verdad vayamos al peor de los casos, que hay que ser muy gallito como para desearlo. Boris dice no a la extensión y prefiere no-deal antes que eso, y la Unión dice no a la extensión a expensas de que UK no querrá llegar al desastroso no-deal, como no creyéndose el farol. Pero se negocia en términos ahora mismo de que la extensión no es una posibilidad, quizás para que ambos se fuercen a llegar al apretón de manos, o para que la EU fuerce a los parlamentarios a entenderse, que eso es como cuando mis hijos me hacen caso a la primera, como ver un unicornio en el bosque, algo así como muy muy poco probable.
En cualquier caso, creo que, honestamente, el mercado no va a entrar en si los laboristas apoyarán (Corbyn ya ha dicho que no, pero quizás mejor eso que una no-extensión y salida brusca) o si los anti-europeístas harán lo propio, que parecería extraño, pero tratando de evitar otra de las opciones que se abren, que es una revocación del Brexit y una vuelta a la situación anterior a plantearse cualquier intento de separación. Pero, lo que parece que se vislumbra es eso, que, con el apoyo de los anti-europeístas y de los pro-europeístas moderados, Johnson tratará de compensar la supuesta oposición de los 10 diputados del DUP irlandés, cuyo rechazo parece un hecho consumado. A mí me sorprendería positivamente si va hacia adelante.
También, como digo, existe la posibilidad de que, si no hay acuerdo, haya una extensión, pero sólo a petición de la Unión Europea, y esto a día de hoy parece improbable, aunque yo no diría que se otorgase bajo ciertas condiciones de contenido y timing definitivo. Boris necesita 320 apoyos y la última intentona de May en marzo acumuló 279 apoyos conservadores, con los que debería contar el Prime Minister ahora. Aunque entre esos están los 19 a los que Johnson echó del partido en septiembre tras el voto de bloqueo al no-deal. Es decir, que necesita 61 votos. Hagan cuentas, porque yo a partir de aquí me pierdo, al menos hasta que se vean reacciones reales y no sucesos esperados de un Parlamento que ha sido muy impredecible en los últimos tiempos. Pero la cosa pinta como que es complicado que el sábado salga bien, aunque este análisis solo se hará desde que haya greenlight por parte de los socios hoy, imagino.
Iván Sáez Fuertes | Associate Partner en EY | PAS – People Advisory Services